El Casar de Escalona comenzó
siendo un poblamiento, caserío o "casar", dentro del estado o señorío
de Escalona. Su nacimiento suele sobre el siglo XII y parece que su primer
nombre fue El Casar del Alberche.
En sus alrededores había otro
caserío llamado Hortun Sancho, en honor a su conquistador. Este caserío terminó
desapareciendo por causas desconocidas (puede ser por enfermedades, porque el
lugar no era muy sano...). Dentro de antiguo pueblo de Hortun Sancho había, a mediados del
siglo XVIII, una granja de los frailes Jerónimos de Guisando y poseía una
ermita o santuario dedicado a Ntra. Sra. de las Riberas del Alberche.
Hortun Sancho y El Casar del
Alberche son nombres hoy prácticamente desaparecidos, aunque éste último vuelve
a reutilizarse familiarmente. Permanece El Casar de Escalona, sin duda debido a
que la historia del pueblo anduvo durante bastantes siglos unida al prestigioso
estado señorial de Escalona. Y es que, en su nacimiento, El Casar fue un lugar
o aldea dentro de Escalona. Como tal, su historia corre pareja de la gran villa
señorial y con ella perteneció a los reyes Fernando III el Santo y su hijo
Alfonso X el Sabio, que llenan el siglo XIII. A comienzos del siglo XIV el
estado de Escalona, con sus lugares y aldeas (entre ellas El Casar), es regido
por el gran Don Juan Manuel, el primer noble castellano que entiende que la
nobleza pertenece antes al espíritu y las letras que a las armas y las guerras.
El estado señorial de Escalona
volvió otra vez a la Corona (vuelve a ser dominado por un rey), pero en 1424
don Juan II se lo regaló a su valido y amigo Don Álvaro de Luna, que tantos
estados atesoró en Castilla, entre ellos toda la falda sur de la Sierra, desde
Madrid a Arenas de San Pedro. Degollado Don Álvaro de Luna, tras haber caído en
desgracia de su amigo el rey, el estado de Escalona volvió otra vez a la
Corona. Pero el infausto Enrique IV, manipulado por la nobleza, volvió a
regalarlo, ahora al ambicioso y todopoderoso Juan Pacheco, marqués de Villena.
Corría el año 1468 y en 1472 Juan Pacheco se tituló Duque de Escalona.
Entre tanto, El Casar iba
creciendo dominado por el Señor de Escalona. En 1320 se construye la primitiva
iglesia. En 1571 tiene 134 vecinos y aspira a independizarse y a no ser
dominado por ningún Señor. Y esto llega con el siglo XVII. Exactamente el año
1634, el rey Felipe IV concede a El Casar Privilegio de Villazgo, lo que
suponía que el pueblo empezaba a regirse por sí mismo y a disponer de su propio
término o jurisdicción, para lo que se procedió a la medición de tierras y
amojonamiento de las mismas, segregándose así definitivamente del señorío de
Escalona. Tenía entonces El Casar 64 vecinos. Y en su jurisdicción se mencionan
además dos caseríos anejos: El Bravo y Hortun Sancho.
A partir de esa fecha el
pueblo, ya villa, inició un proceso de crecimiento y engrandecimiento. Se
adecentó la Iglesia Parroquial y se adquirió una hermosa Custodia Procesional,
del tipo de las de "sol", de metal, dorada, repujada y labrada en
estilo barroco del siglo XVII. Durante una terrible peste que amenazó con
despoblar la zona, el pueblo, reunido en la iglesia, hizo voto de celebrar la
fiesta de San Roque, por haberle implorado y haber desaparecido la peste. Todo
ocurría en aquel siglo XVII. Se levantó una Ermita en honor del santo y San
Roque quedó constituido, por voto y juramento, patrón y abogado de El Casar de
Escalona.
Allá por el año 1570, un
piadoso sacerdote que había sido cura párroco del pueblo, llamado Diego Mexía,
en su afán de remediar a los pobres y
menesterosos de El Casar y sus anejos El Bravo y Hortun Sancho, fundó un
Hospital donde se les atendiera, y se dieran dotes para casar pobres doncellas
huérfanas... y la institución duró, y esto es lo importante, más de 300 años,
hasta finales del siglo XIX.
Los
franceses pasaron por El Casar un par de días antes de la célebre Batalla de
Talavera, librada en el Cerro Medellín los días 28 y 29 de julio de ese año
1809. Dos días antes, el ejército francés acampó en El Casar y alrededores, y
todos los casareños (hombres, mujeres y niños) huyeron abandonando sus casas,
que fueron saqueadas, la iglesia también... Luego, los franceses quemaron los
campos (cosechas y rastrojos, pues era a finales de julio) desde El Casar hasta
Talavera, y marchaban agazapados y escondidos a favor de la gran humareda que
se originó... El inglés Wellington, que mandaba las tropas inglesas, españolas
y portuguesas (aliadas contra los franceses), estaba avizorando con su catalejo
desde lo alto de las llamadas Torres de Salinas, a las afueras de Talavera,
pero no veía nada con el humo... Cuando divisó las tropas francesas, éstas
estaban ya tan cerca que tuvo que replegarse al galope de su caballo para
disponer las suyas para el combate. Por muy poco no fue sorprendido... Los
franceses dejaron tras de sí los campos arrasados y los pueblos saqueados.
Después de la batalla, el ejército francés se retiró de nuevo a las
inmediaciones de El Casar, con un numeroso bagaje de muertos y heridos, para
reorganizarse... y siguieron los robos, saqueos…
Junto al Señor San Roque, la otra gran devoción de casareños y
casareñas es la Virgen de Hortun Sancho, llamada cariñosamente, VIRGEN
PANADERA, pues se la tiene por celestial abogada de las cosechas de pan. Cada
año, por el mes de mayo, El Casar celebra concurridísima Romería en la antigua
Ermita de Hortun Sancho, adonde es llevada la imagen en procesión desde la
Iglesia Parroquial. Acompañan los pueblos de la comarca. Y el regocijo es
general y se remata con típica comida romera.